La pornografía generalmente se entiende como videos, imágenes, textos, etc. de comportamiento sexual explícito. Tienen como objetivo excitar a la persona que la está viendo, leyendo y/o escuchando.

Las personas empiezan a buscar este tipo de contenido cuando entran en la adolescencia y generalmente suelen hacerlo a escondidas, pero hay otras formas en las que pueden encontrar pornografía sin buscarla adrede. Por ejemplo, abriendo correos del Spam, escribiendo mal una dirección web, apretando en anuncios e incluso buscando un término que puede tener connotación sexual.

Como adultos, sabemos que la pornografía no representa realmente cómo es el acto sexual. Más bien, es la representación de fantasías que suelen tener las personas, son actuadas y no son un referente para educar sobre la actividad sexual. Sin embargo, las y los adolescentes en algún momento escuchan sobre y buscan pornografía para saciar su curiosidad e incluso aprender, lo que puede generar más confusión y expectativas irreales de cómo deben ser sus futuros encuentros sexuales.

Aparte de eso, es importante saber que la industria de la pornografía suele ser muy dañina. Sin profundizar mucho, muchas actrices y actores son víctimas de abuso sexual y económico. No obstante, eso no quiere decir que no haya pornografía ‘‘ética’’, como le llaman, donde quienes participan reciben un buen trato. 

Si bien la pornografía puede ser un tema tabú y las y los adolescentes suelen buscarla en secreto, es importante que hables con tus hijas e hijos sobre este ella, especialmente por las expectativas que puede generar. Recordemos que querer aprender sobre su sexualidad y explorarla de distintas maneras no está mal, pero lo recomendable es hacerlo de la manera más saludable e informada. Si quieres hablar con tus hijas e hijos sobra la pornografía, pero no sabes cómo hacerlo, te dejamos un artículo que puede ayudarte: Cómo hablar de pornografía con tus hijos e hijas.