¿Qué es la ansiedad?
La ansiedad es una emoción muy común que le sucede a todo el mundo
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Primero que nada, diferenciemos la ansiedad del miedo…
El miedo es una respuesta automática a una situación, circunstancia u objeto específico sobre una percepción de algo específico y que involucra un riesgo real y/o potencial. Por ejemplo, en el caso del miedo a las arañas o el miedo a si alguien te intenta robar. Esta emoción se siente en el momento del suceso y se va cuando ya no estamos frente al suceso.
Por otro lado, la ansiedad es una emoción compleja que se siente de manera prolongada y que puede darse por un riesgo no real. La ansiedad se da por una preocupación acerca de algo que pueda suceder a futuro. Por ejemplo, la posibilidad de que me suba a un avión y se caiga.
Entonces…
La ansiedad es una emoción normal que todas las personas podemos sentir. Por ejemplo, cuando estamos caminando por una calle oscura podemos sentir ansiedad y miedo. Esto genera muchas sensaciones en el cuerpo como temblores, dolor de estómago, sudoración, entre otras. En este caso, es útil para tomar precauciones y estar alertas a nuestro entorno.
Pero, por otro lado, a veces podemos sentir ansiedad ante situaciones cotidianas o situaciones nuevas en nuestras vidas. Por ejemplo, cuando nos presentamos a un examen difícil o cuando damos una entrevista de trabajo.
Así como las y los adultos, las niñas y niños también pueden sentir esta emoción ante distintas situaciones como: el primer día de clases, el estar separado de sus papás, la oscuridad, entre otros.
Como cuidadoras y cuidadores debes estar siempre atento a los cambios que notas en tus hijas o hijos, porque en algunas ocasiones se les puede dificultar verbalizar y entender lo que están sintiendo.
¿Cómo se ven estos cambios? Estas son algunas de las formas en las que se expresa la ansiedad en los niños, niñas y adolescentes:
- Fisiológicos: sudoración, náuseas, temblores, dolores de cabeza
- Conductuales: morderse las uñas, chuparse el dedo
- En el estado de ánimo: irritabilidad, miedo, preocupación constante
- Interpersonal: aislarse de su entorno, cambio en la relación con los padres
- Cognitivos: tener pensamientos de que “lo peor va a suceder”, visión negativa
No olvidemos de acudir a un especialista si esta emoción es continua e impide que tu hijo o hija se desenvuelva en su vida cotidiana, si está teniendo dificultades o se aíslan. Además, puedes apoyarte de algunas herramientas para acompañar a tu hijo o hija en esta emoción.